Mi primer paseo por las calles de ZZ.

Urgida por satisfacer una de mis necesidades básicas, salí del depto. en busca de algo para comer. No hay semáforos, los autos tocan bocina para pasar o se meten por cuanto lugar encuentran entre las motitos, las bicicletas motorizadas, las bicicletas a pedal y los chinos que caminan despreocupados sin temor a ser arrollados. Cruzar la calle fue para mí turismo aventura. Me faltaba el arnés. Me acordaba del capítulo de la pantera rosa cuando quería cruzar la calle y me reía sola: me sentía igual!!
Llegué hasta lo que debe ser una gran avenida, con puestos en la calle para comprar de todo (ropa, zapatos, comida, etc.) y negocios con carteles luminosos. La avenida es gigante, la mitad de la 9 de Julio más o menos, y a los costados se abren distintas peatonales, muy anchas, con negocios también, con carteles luminosos también, y lo que parecen ser departamentos. Los puestos de comida venden cosas que en su mayoría no podría decir qué son. También venden frutas, rodajas de melones grandísimos pinchadas en un palo y que uno puede comer como si fuera un helado de palito. ¡Riquísimo! Como estoy recién llegada, y para no maltratar de entrada a mi pobre estómago, decidí entrar a un local para comprar algo de comida. Gracias a mi dedo pude señalar algo que no sé qué era, pero que picaba como la rep#$%$%$/$%%%#%#%"$/%&/!!!!!!!
Curiosamente, a pesar de ser 100000000000000000000000000000, las calles están limpias. No hay basura tirada, a excepción de las colillas de los cigarrillos, y los escupitajos de los hombres. Un verdadero asco, por cierto... Cerca de los locales de comida callejera el olor es nauseabundo, como a pedo de pescado muerto, espantosamente inmundo. Vomitivo.
En síntesis, si se multiplica el barrio chino porteño por 100000000000000000000 quizás sea posible darse una vaguísima idea de cómo es el lugar donde estoy viviendo ahora.


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