Love is in the air

Sabía que me iba a olvidar cosas, pero no pensé que iba a ser tan tonta de olvidarme el líquido para guardar y limpiar las lentes de contacto. Me traje solo un envase chiquito de solución salina a medio usar, así que en cuanto encontré una óptica corrí hacia ella en búsqueda del mentado líquido elemento.
La vendedora, simpatiquísima, me habló en chino. Primer obstáculo. Ante mi mirada atónita y mis gestos desenfrenados atinó a decirme muy sonriente “little english” y me señaló algo que parecía ser lo que estaba buscando. Inmensamente feliz, le agradecí con una gran sonrisa. Me mostró otros productos similares, sin dejar de decirme “sorry, just little english", lo cual resultaba evidente cuando intentaba realizar la venta: “this is for the fish”. ¿Habrá querido decir “wash” tal vez?
Esas nimiedades me resultaban indiferentes y hasta tiernamente simpáticas, y a cada “sorry, little english” yo le respondía con una sonrisa “don't worry, you are very kind, thank you very much!!”. Incluso me salió un espontáneo “I love you!” cuando finalmente me mostró lo que estaba buscando. ¡Eureka! ¡Lo había encontrado!
Sin dejar de agradecerle por su amabilidad, la seguí hasta la caja para pagar el producto. Antes de irme la saludé y le agradecí nuevamente, me despedí y partí feliz por haber realizado en (relativamente) poco tiempo la compra que más necesitaba. Desde la puerta agité mi mano en señal de despedida mientras ella, siempre muy sonriente, no dejaba de repetirme “I love you! I love you!”

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