Seminaked trip

Luego de lo que fue la locura de mis últimas semanas en Buenos Aires, y decidida a no volver a repetir esa experiencia, decidí armar el bolsito de viaje unos días antes de salir a Beijing. Quería inaugurar mi nueva "yo", empezar a ser organizada, dejar de correr y llegar siempre tarde, pero el universo se empeñó en demostrarme que no importa a dónde vaya, uno es lo que es en cualquier parte del mundo y alterar el orden natural de las cosas nunca puede resultar bien.
Me fui a trabajar con la cámara (siempre conmigo), la guita y los tickets en mi carterita, al volver solo tenía que agarrar la valija y tomar un taxi. Todo perfectamente cronometrado para llegar con tiempo a la estación de tren y disfrutar cada momento del viaje y de mi nueva yo. Ilusa. La llave de la puerta se rompió dentro de la cerradura, tratar de abrirla me llevó más de media hora entre intentos vanos y llamados de auxilio. Vecinos de todas las nacionalidades en causa común conmigo y con mi puerta. No hubo caso. Ya no tenía más tiempo, había dos opciones: o viajar con lo puesto, o no viajar. Tuve que sacrificarme y viajar con lo puesto. Y tuve que volver a sacrificarme y comprar algo de ropa.
Evidentemente hay cosas que no cambian. Y sacrificados gustos que tampoco.

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