Modern love

Luz es argentina, tiene 38 años y es profesora. Desde hace más de tres años que llegó a Estambul desde otros exóticos destinos, donde vivió y trabajó. Tuvo sus romances con turcos y extranjeros, y venciendo sus propios prejuicios un día decidió abrirse una cuenta en okcupid. Chateó solamente con dos tipos, y conoció solo a uno: Yalçın el guitarrista. Él la invitó un café a la segunda línea. Ella, aburrida, aceptó. Empezaron a verse y ella enseguida se enamoró. Se pusieron condiciones, aclararon los términos, se pelearon, se amigaron, y los quince días de vacaciones juntos coronaron lo que ahora ya podía llamarse "una pareja". Pero un imprudente descuido hizo que Luz encontrara que Yalçın el guitarrista había empezado a usar okcupid otra vez. Con el corazón roto se fue de la casa dando un portazo y llevándose las pocas pertenencias que había dejado en lo de él: una bombilla, un poco de yerba, un mate de madera. Se pelearon por teléfono, ella lloró en persona, en un día bajó 10 kilos y envejeció 20 años, y se quiso morir. Se encerró en su casa, faltó al trabajo y por noches enteras no pudo dormir. Hasta que...

Lucía tiene 37 años y es escritora. Hija de padre paraguayo, pasó su primera infancia en la tierra charrúa de su madre para después mudarse a Buenos Aires. La crisis del 2001 la llevó a España, donde vive desde entonces. Hace tres años conoció a Joaco, un analista de sistemas con quien convive desde hace dos años y medio. Unos días antes de venir a Estambul, una de sus mejores amigas lo encontró en Tinder. Ella lo encaró, le armó un gran escándalo, y a pesar de que él negó todo ella se armó un bolso y se tomó el palo. El primer día en Turquía se dedicó a llorar su desgracia, pero por un defecto de profesión (y más que nada por curiosidad) se abrió una cuenta en okcupid para investigar de qué se trataba esa aplicación sobre la cual había escrito un artículo sin haberla usado nunca. Con un usuario no muy atractivo y algunas fotos de perfil de facebook, empezó a surfear en el bravo mar de hombres turcos. Conversó con algunos extraños sobre su situación, entró a varios perfiles y hubo uno que le llamó particularmente la atención: un guitarrista tomando mate. ¡Qué raro un mate aquí en Estambul! Quiso conversarle, pero se arrepintió. Cerró la aplicación y se fue a dar una vuelta por Sultanahmet. Cuando volvió tenía un mensaje de él: el contacto con Yalçın el guitarrista se había iniciado y ya no iba a haber forma de pararlo.


Luz y Lucía tienen muchas cosas en común: además de la luminosidad de sus nombres, de sus orígenes, de sus viajes y de haberse encontrado a Yalçın el guitarrista en okcupid, hay una cosa que las relaciona por sobre todo: las dos son la misma persona. Una es el alterego de la otra. Se complementan, juegan a ser románticas, aventureras, indefensas, guerreras, sexuales, vírgenes, desaforadas, contenidas. Y tienen un mismo objetivo: enamorar a Yalçın el guitarrista.
Yalçın el guitarrista real es atractivo, carismático, introvertido en público y extrovertido en privado, sexual de a ratos, divertido, quejoso, físicamente muy enfermo y delicado, creativo, tosco, antirromance y antirromanticismo, malhablado, descreído del amor, extremadamente dolido y gruñón.
Yalçın el guitarrista virtual, en cambio, es solo corazón: en busca del amor más puro y duradero, es capaz de sumergirse en los argumentos de lo más romáticos, componerle una canción a la mujer con la que acaba de intercambiar un par de emoticones, y expresar su más profundo deseo de amar y ser amado. 
Yalçın el guitarrista real y Yalçın el guitarrista virtual, además de ser el mismo sujeto con personalidades diferidas según su ámbito de actuación, tienen una cosa en común: ambos se relacionaron con la misma mujer, pero no lo saben. 
Luz creó a Lucía a su imagen y semejanza, le agregó más cualidades sin quitarle ni uno solo de sus defectos, exteriorizó lo que en ella oculta (su extrema vulnerabilidad, sus miedos al amor, sus locuras y sus fracasos) y potenció aún más las propiedades que hacen que Luz sea, justamente, Luz.
Lucía y Yalçın el guitarrista virtual comenzaron a conversar el día que Luz y Yalçın el guitarrista real se pelearon. Lucía se mostró frágil e insegura, dolida y conmovida. Yalçın el guitarrista virtual se mostró romántico y encantador, dispuesto a regalarle unas palabras de consuelo y robarle una sonrisa. La historia de Lucía no era diferente a la de Luz con Yalçın el guitarrista real, sin embargo Yalçın el guitarrista virtual no lo notó. No se percató de que el dolor de Lucía era el mismo que el del Luz, que los miedos y las preguntas de su nueva novia virtual eran los mismos que los de su ahora ex novia real. Las dos lloraban por el mismo hombre y por la misma traición, pero mientras uno se mostraba evasivo y esquivo con su compañera hasta hacía unas horas, el otro se deshacía en palabras de amor para consolar a la mujer que había conocido hacía apenas unas horas.
Luz le dio a Lucía todo el poder que tenía sobre él. Lucía enamoró a Yalçın el guitarrista virtual hablando de música, de películas, de historias fantásticas reales e inventadas, de todo lo que era capaz de hacer por amor. Yalçın el guitarrista virtual se rió con desenfado de las locuras de amor de Lucía, las mismas locuras que Luz le había hecho a Yalçın el guitarrista real y que este había defenestrado. Lucía se abrió sin esconder nada, fue transparente al hablar de sus miedos, de sus prejuicios, de sus emociones, de sus reacciones exacerbadas y sin sentido, de su desconfianza en las redes sociales y sus máscaras. Lucía no dijo nada que Luz no hubiera dicho antes, pero Yalçın el guitarrista virtual le puso otra música a las mismas palabras y, por primera vez, las escuchó. 
Luz se sintió triste al darse cuenta de que Yalçın el guitarrista virtual se había enamorado de Lucía, y que el real nunca se había percatado que esos detalles encantadores eran en verdad de Luz.
Luz quiso probar qué locura era capaz de hacer Yalçın el guitarrista virtual "por su amor", y la mandó a Lucía a hablarle de las bondades del "mate paraguayo", y de cómo su padre le había enseñado el secreto para preparar el mejor tereré del mundo "para enamorar a cualquiera", pero que lamentablemente no había traído yerba para probarlo con él. Bastaron sólo 10 minutos para comprobar que había picado: Yalçın el guitarrista real la invitó a Luz al estudio de grabación "a cebar mate" (algo que ya se les había hecho costumbre). Y más tarde, esa misma noche, mientras Luz le hacía masajes, Yalçın el guitarrista real le preguntó sobre el tereré y le pidió que por favor le dejara la yerba.  
Luz y Lucía se divirtieron manteniendo desopilantes conversaciones simultáneas con los Yalçın real virtual, como la de concierto del domingo: mientras el real despotricaba y recontra puteaba porque lo habían sacado de un concierto en el que iba a tocar una canción con otro instrumentista, el virtual hacía alaraca de que en ese mismo concierto iba a tocar sus propias composiciones con una big band. O la charla simultánea (por WhatsApp con Luz y por okcupid con Lucía) sobre el significado de los nombres que los tres tenían pero que ninguno de los dos Yalçın pudo asociar. O la más incómoda de todas, en la que Yalçın el guitarrista real se pisaba inventándole excusas a Luz porque Lucía y Yalçın el guitarrista virtual habían quedado para verse a la misma hora que Luz le había dicho. 
Porque claro, eventualmente iba a tener que pasar. Lucía y Yalçın el guitarrista virtual iban a tener que encontrarse a concretar la charla hot en la que se declararon su amor y ella prometió quedarse a vivir en Turquía por él y él juró adelantar el viaje a España que tenía previsto hacer en el verano (porque Yalçın el guitarrista virtual no le tiene miedo a los aviones como Yalçın el guitarrista real, que hace 18 años que no se toma uno).
El "gran día" (como lo llamó él) iba a ser el viernes que ella volvía de Capadocia. Arreglaron encontrarse a las 17.30 del otro lado del Bósforo.
Pero Lucía nunca llegó. Yalçın el guitarrista dejó de lado su personalidad virtual y le envió un mensaje digno de su personalidad real: descreído del amor, extremadamente dolido y gruñón, no pudo evitar recriminarle violentamente su falta de interés y ganas de hacerle perder su precioso tiempo a esa mujer que se había retrasado unos minutos. No pudo perdonarle a Lucía su falta de puntualidad (algo a lo que Luz ya había acostumbrado a Yalçın el guitarrista real) y la dejó. Esa misma noche, Yalçın el guitarrista real no quiso verla a Luz tampoco. Luz y Lucía se entristecieron mucho. 
Al día siguiente ninguna de las dos pudo contenerse y les mandaron un mensaje: por WhatsApp Luz y por okcupid Lucía. Ambas necesitaban verlo, por diferentes razones. Luz necesitaba compañía porque estaba atravesando un momento difícil, y Lucía no quería irse sin verlo al menos una vez. Luz sabía que Lucía tenía más chances que ella, así que trazó un plan de lo más cliché: Lucía iba a citarlo a Yalçın el guitarrista virtual y en su lugar iba a aparecer Luz para confrontar a Yalçın el guitarrista real. Pero la idea no funcionó: Yalçın el guitarrista virtual dejó esperando a Lucía, y Yalçın el guitarrista real nunca se contactó con Luz para acompañarla.
Lucía volvió a España sin haberse encontrado nunca con Yalçın el guitarrista virtual. Y Luz sintió amargamente la cruel indiferencia de su ex compañero Yalçın el guitarrista real. Ante tanta angustia, y escondiéndolse detrás de la máscara de Lucía, Luz entró en la aplicación una última vez le contó toda la verdad a un fulano cualquiera: le habló de cómo fue su relación con Yalçın el guitarrista real, de los buenos momentos que pasaron, de la terrible sorpresa que fue para ella encontrarlo nuevamente en okcupid, de su alterego Lucía, de la relación de Lucía con Yalçın el guitarrista virtual y de todas las locuras que Luz había hecho y quería seguir haciendo por Yalçın el guitarrista real. El fulano, lejos de espantarse, la acompañó, la contuvo, le robó un par de sonrisas y la tranquilizó. Luz vomitó todas sus miserias y sus bajezas y le confesó hasta lo más inconfesable, lloró y se rió con ese desconocido que desde el otro lado de una pantalla estaba haciendo hasta lo imposible para sacarle una sonrisa y le hablaba a Luz como Yalçın el guitarrista virtual le había hablado a Lucía. De repente, como en el cuento "Axolotl" de Cortázar, una suerte de realidad mágica dibujó una línea difusa y las dos historias se entrecruzaron: Luz se convirtió en Lucía y Lucía se convirtió en Luz.
Luz volvió a cruzar un par de líneas con Yalçın el guitarrista real, garabateó una carta de despedida que nunca le envió, intentó un vergonzoso perdón y volvió con él por aburrimiento, por comodidad, y sobretodo por estupidez. Pero al tiempo las cosas empeoraron y en un violento ataque de furia Yalçın el guitarrista mostró su costado más feroz y real. Luz, entonces, volvió irse, esta vez para siempre, sin llevarse ni la bombilla, ni la yerba, ni el mate de madera. No lloró, ni faltó al trabajo, ni se quiso morir. Tampoco hizo intervenir a Lucía, ni a ninguno de sus otros alter egos. Dejó pasar unos días, se recompuso a medias como pudo, y una noche sin pensarlo le escribió a aquel fulano de okcupid que la había contenido en su peor momento. Intercambiaron un par de mensajes y una noche acordaron para finalmente encontrarse. La novelesca historia que Luz había creado para superar su decepción amorosa con Yalçın el guitarrista tuvo un final digno de como empezó, todo muy modern love.