çok uzaklarda

Una esquina vacía.
Una mujer perdida buscando algo.
Un hombre sentado en una silla en la vereda mira la gente pasar.
Un hombre parado frente al hombre sentado le habla a la mujer perdida buscando algo que pasa caminando. El hombre sentado interviene, y la mujer que pasa caminando y el hombre de la silla en la vereda comienzan a hablar. El hombre parado le trae una silla a la mujer y el hombre sentado le ofrece un té. De repente el hombre parado y la gente que pasa caminando se esfuman, y dos desconocidos hablan como si se conocieran de toda la vida. Dos vacitos de té sobre un banquito de plástico y un hombre y una mujer sentados en la vereda. El hombre sentado ya no mira la gente pasar, y la mujer no se acuerda qué estaba buscando. Se miran y se olvidan que están sentados en la vereda, que frente a ellos hay un hombre parado y que hay gente que pasa caminando. El encuentro dura lunas, cielos, piel, perfumes, sal, miel, suspiros, sonrisas y preguntas (¿cómo se mide esa intensidad?).
Un día, la mujer sigue su camino. Se va lejos pero no deja de pensar en el hombre sentado en la vereda.
Un día, el hombre se levanta de su silla y atraviesa más de 1000 km para ir a su encuentro.
El tiempo se detiene y durante 1001 noches vuelven a olvidarse de los que están frente a ellos y de la gente que pasa caminando. Por la mañana el hombre vuelve a su calle y a su silla. La mujer cierra los ojos para no verlo partir.
1000 km de distancia separan a un hombre sentado en la vereda que mira la gente pasar y a una mujer perdida que pasa caminando todas las noches por las mismas esquinas buscándolo.